Factores tales como el carácter cada vez más agresivo de las aguas, las exigencias de consumo, los materiales empleados y las técnicas de montaje e instalación contribuyen en diferente medida a otorgar un papel cada vez más importante a la corrosión que a la incrustación. La corrosión de los acumuladores se puede evitar con distintos métodos, aunque un sistema correcto de protección catódica es el único que permite resultados fiables y garantías en todas las circunstancias.